Zombi



Will you still love me
when I'm no longer
young and beautiful?
 
 
Cosas que hice cuando estaba vivo.

A veces veía películas o series de televisión de zombis. Ya sabéis, zombis, muertos vivientes, esos que andan despacio, con los brazos extendidos hacia adelante y cara de no gozar de buena salud. Y me preguntaba por qué, a pesar de su escasa velocidad y de lo mucho que corría el protagonista, el zombi siempre acababa por alcanzarle. Es cierto que los guionistas recurrían a efectos de factura muy grosera: el protagonista huía por el bosque y de pronto tropezaba en sitios donde ni yo lo haría, y caía al suelo mientras el público gritaba silenciosamente que se levantara y continuara corriendo. Y en vez de eso, se quedaba allí sentado frotándose el tobillo dolorido y mirando hacia atrás, por donde, naturalmente, el zombi se aproximaba con su cansina velocidad de crucero hasta darle alcance.
 
Los que hayan seguido el discurrir de este blog sabrán que estoy muerto pero con ciertos grados de libertad. Ando a velocidad normal, incluso a veces me apresuro en los pasos de cebra; cuando me miro al espejo no veo mucho glamour: algo desmejorado, eso sí, pero no como para asustar a los niños; y no voy por ahí con los brazos extendidos: llevo las manos en los bolsillos, o bien braceo con cierto donaire, un estilo sporty, casual, ya sabéis a lo que me refiero.
 
Y lo que más miedo me da es que, tras esta especie de sala de espera en un estado intermedio, acabe por reencarnarme en otra persona, como sugieren algunas filosofías orientales. Eso sí que acojona porque, de ser así, ¿dónde me reencarnaré? Convendréis conmigo en que la mayoría de los posibles lugares que se me ocurren son cuando menos inquietantes. Y no es lo peor el «dónde», sino el «cuándo». Las posibilidades aquí son todavía más pavorosas.
 
Así que espero que tenga razón Nick Bostrom al afirmar que, de acuerdo con simples deducciones estadísticas, lo más probable es que estemos viviendo en una simulación virtual que reside dentro de un super-ordenador. Este concepto da para otro comentario todavía más interesante, así que lo dejo para otro momento. Si sigo muerto dentro de un año, prometo hablar de ello.