Second Life


Sentenced to drift far away now,
Nothing is quite what it seems,
Sometimes entangled in your own dreams.


Cosas que hice cuando estaba vivo.

A veces, por la noche, tarde, muy tarde, cuando ya todos estaban dormidos y nadie notaba mi ausencia, iba hasta el salón y silenciosamente conectaba el laptop. Tomaba la precaución de anular el sonido para evitar que se oyera ese jingle sintético que anuncia el arranque de Windows. Conectaba los auriculares y entraba en internet.

Veía muchas cosas, aunque siempre solía acabar en los mismos sitios, principalmente en YouTube. Encontraba allí músicas del pasado y otras más recientes que a veces me sorprendían gratamente, a pesar de que siempre me he inclinado por el clasicismo, antiguo o moderno. ¿Hay un retorno a la adolescencia con el paso de los años? Quién sabe.

Y otras veces contemplaba vídeos publicados por algún vlogger, personas anónimas, de mirada perdida, fija en la cámara plantada en la soledad de sus habitaciones. Y me hablaban de sus vidas. Una extraña relación asimétrica.

Me intrigaba descubrir que me interesaban, que a veces me conmovían, que vivía sus días como se vive la ficción de una novela absorbente de la que no podemos apartar la vista. Una mezcla de voyeurismo y vida paralela. Descubrí que podía tener sentimientos hacia personas a las que nunca he visto y a las que nunca veré.

La gente me decía: «Estás loco, hay un mundo real además de internet, un mundo real ahí fuera». Y yo pensaba: «Es verdad, pero ese mundo real de ahí fuera lo conozco ya muy bien, demasiado bien. Y sigue sin gustarme».

Dice una conocida vlogger en uno de sus vídeos: «Lo siento, no puedo ser todo lo que quieres que sea para tí». Es verdad. Pero también lo es que hay otra vida, la que estaba descubriendo a la vez que inventando en la realidad paralela de la red. Second Life.

3 comentarios:

  1. A un vlogger al menos le ves el rostro, sabes qué aspecto tiene, pero a los bloggers que no muestran foto de sí mismos sólo se les conoce por su "aspecto interior", valga la expresión, el que se refleja en lo que escribe y cómo lo escribe. Pero ello no impide que también se desarrollen sentimientos hacia ellos. De hecho pienso muchas veces que la escritura "fotografía" a la persona que escribe con más detalle que cualquier cámara. Por lo menos, los detalles que de verdad importan, los que provocan los sentimientos.
    Y creo que se puede vivir en el mundo real y en el virtual sin ser por eso un raro, ni un hikikomori, ni un ermitaño...

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    1. > «…la escritura "fotografía" a la persona que escribe con más detalle que cualquier cámara.»

      De acuerdo sólo en parte. Es cierto que la escritura dice bastante de quien escribe. Sin embargo, los psicólogos coinciden en que ver el rostro y la expresión de una persona, establecer contacto visual y oírle hablar, nos revela una cantidad increíble de información sobre esa persona, y en muy poco tiempo (a veces en menos de un segundo), información que en cambio, puede ser disimulada en el lenguaje escrito, tal como pudimos comprobar en el experimento de tu post «Mensajes anónimos».

      Así que creo que ambos aspectos, modo de escribir e impresión visual-auditiva, nos informan sobre una persona, pero seguramente estamos condicionados por la evolución para ponderar más el segundo aspecto.

      Saludos y gracias por la visita.

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  2. Estoy de acuerdo con tus puntualizaciones, y además es muy oportuna tu referencia a los "mensajes anónimos" (cómo me engañasteis algunos :D), pero es que no puedo evitar dejarme llevar por mi devoción a la palabra escrita. Y quizá la prefiero precisamente porque revela menos que la mirada o los gestos.

    My pleasure.

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